Tiene 20 años y muy clara su vocación. Iván quiere ser trabajador social. «Quiero ayudar a los demás». Cuando era pequeño no estaba tan seguro de ello. Su casa no era el mejor lugar para pensar en un futuro. «Desde que tengo conciencia, en mi casa ya estaba presente un clima de violencia», reconoce el joven que forma parte de la Asociación Avanza Sin Miedo, dirigida a las víctimas más vulnerables de esta lacra: los hijos.
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[fa type=»file-text»] Fuente: La Razón