No es lo mismo llegar ahora al barrio de Pubilla Casas que hacerlo en 1961. L’Hospitalet de Llobregat no es, ni por asomo, la misma ciudad que entonces. En pleno desarrollismo, con 14 años de edad, Pepi Millán aterrizó en la que ahora es la segunda ciudad de Catalunya tras pasar dos largos días viajando en un tren de madera procedente de un pueblo de Sevilla. “Llegué tan cansada que no he vuelto al pueblo”, recuerda Millán, que es miembro de Casal d‘Avis del barrio.
Personas como Pepi forman parte de la iniciativa Pintando Historias , que en colaboración con el esplai de esta misma barriada recupera la memoria histórica popular de l’Hospitalet para que los más pequeños la aprendan. También aquellos que, procedentes de familias de la nueva inmigración, han vivido su propio viaje de muy pequeño.
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