Eduacar a los hijos no es tarea fácil. Eso lo saben todos los padres. Sin embargo, según apunta Victor Arufe, profesor de la facultad de Educación de la Universidad de La Coruña, hay ocasiones en que los padres se dejan llevar por las peticiones que les hacen sus hijos, aunque sean pequeños. «Los niños, por edad, tienen derecho a exigir todo aquello que se les antoje porque no son conscientes de los efectos que tienen a largo plazo en su desarrollo. Pero los padres también están en su derecho a decir que no, precisamente para educarles en valores como la responsabilidad, la espera, la frustración, el aburrimiento… El problema es que por comodidad, la mayoría de las veces, los padres ceden. Están demasiado ocupados con el trabajo y hay menos paciencia a la hora de aguantar berrinches», confiesa.
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