En momentos de desesperación, los padres pueden llegar a zarandear o sacudir a sus bebés porque no paran de llorar, gritan sin cesar o porque pierden el control por la falta de sueño. Pero esta conducta, sobre todo durante el primer año de vida, puede tener unas terribles consecuencias para el pequeño, incluso le puede llevar a la muerte. El síndrome del niño sacudido o zarandeado es el conjunto de lesiones cerebrales que se producen cuando se agita bruscamente al pequeño, y puede producir secuelas muy graves, debido a su frágil anatomía. Esto es lo que le ha ocurrido a un bebé en Valencia cuando su padre le zarandeó provocándole una parálisis cerebral, conducta que le ha costado al progenitor dos años de cárcel, no ver al pequeño y una fuerte suma económica. El niño tendrá las secuelas de por vida.
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