El pasillo de la escuela es el lugar más seguro. En cuanto se oye el primer disparo la orden es salir del aula agachado y refugiarse en el corredor. El único espacio que no tiene ventanas. El rincón que las balas no consiguen alcanzar. No pasa una semana en la que los niños y profesores de las escuelas de la zona norte de RÍo de Janeiro -una de las zonas más violentas-, no cumplan este ritual.
A partir del próximo curso se suma una nueva norma. Se trata de la normativa municipal 6.062/16 que exige que todos los alumnos de las escuelas municipales de enseñanza media y básica detallen en sus uniformes su tipo sanguíneo y su RH como medida de prevención en el caso de que una bala les pudiera alcanzar.
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