Porque creo firmemente que la educación es la mejor herramienta para cambiar el mundo, y debe transformarse. Hay cambios necesarios, inevitables, y la escuela, tal como la conocemos, reclama que todos y cada uno de los actores que forman parte de la comunidad educativa unan fuerzas, sueñen y trabajen colectivamente para alcanzar el horizonte del cambio. Los miedos, por supuesto, y las limitaciones que nos autoimponemos, sobre todo las inercias, deben dejarse atrás. Soñemos, recuperemos la idea de que educar a la persona es lo más importante. Arriesguémonos a dar el salto y a aprovechar la existente primavera pedagógica que busca nuevos caminos para la educación.
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[fa type=»file-text»] Fuente: ABC