La familia es la primera locomotora que nos impulsa en la vida. En la infancia nos lleva de la mano, en la adolescencia nos sirve de apoyo por si nos despistamos y en la juventud nos acompaña hasta que somos capaces de caminar solos. Es la relación con sus miembros la que construye el complejo teclado de nuestro cerebro, nos ayuda a saber quiénes somos recogiendo el deseo natural de vincularnos, nos ofrece la seguridad necesaria para estar con los demás recordando de dónde venimos y la confianza para salir al mundo sabiendo hacia dónde vamos.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo