Recuerdo la primera vez que tuve una clase de inglés. Estaba en sexto de EGB, tendría unos once años, y salí ese día de clase emocionada. Cuando empiezas a aprender un idioma, con unas pocas clases consigues aprender a presentarte, a contar o a decir los colores. Pero superada la emoción inicial, la realidad fue que durante muchos años me bloqueaba cada vez que tenía que hablar en inglés, y solo superé ese pánico cuando ya en la universidad empecé a acudir a clases de conversación con una profesora nativa.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País