Solemos afirmar que la educación obligatoria en nuestro país es gratuita. Hablamos de colegios, institutos y docentes por los que padres y madres no tienen que pagar. Al menos no directamente, ya que —como conviene recordar— los pagamos entre todos con nuestros impuestos. Además, como debe ser en un sistema impositivo progresivo, los que más tienen pagan un poco más. Esa es la cantinela que tanto nos gusta a las ONG. La de la solidaridad, la cohesión social y la equidad. La misma que, ya desde estas primeras líneas, seguimos exigiendo a nuestro Gobierno y Administraciones para que continúen mejorando.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País