Hay quien dice que, “si llegamos a este mundo acompañados por profesionales, deberíamos hacerlo también cuando lo abandonamos”. Los equipos de cuidados paliativos lo hacen desde diferentes disciplinas: médicos, enfermeras, trabajadoras sociales y psicólogos ofrecen su apoyo de manera global tanto a la persona que sufre una enfermedad terminal como a su familia. Se trata de un trabajo vital, de enorme importancia, del que todavía (y por desgracia) no se pueden beneficiar todas las personas que lo necesitarían. No hay suficientes equipos para cubrir todo el territorio. Peor es la situación de los equipos de cuidados paliativos pediátricos, aquellos que están dirigidos a niños: en algunas Comunidades Autónomas ni existen.
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