Adriana y Antonio son homeschoolers. Educan a su hijo Diógenes, de ocho años, en casa. Creen que la educación no es una ciencia exacta. “No está claro si se aprende mejor con disciplina o con flexibilidad, los griegos ya debatían sobre ello y han pasado más de 2.000 años y no se ha llegado a ninguna conclusión”, opina el padre del niño, Antonio Soria, de 43 años y ex profesor de Filosofía de Secundaria. Viven en el centro de Madrid y su hijo no aprende matemáticas con libros de texto. No siguen ninguna metodología específica. Dejan que sea Dío, como al chico le gusta que le llamen, quien se interese por los temas y pregunte. Entonces ellos se documentan para contestar, le llevan a museos, leen libros o ven documentales. Internet es su mayor fuente de conocimiento.
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