«Yo tenía un hueco en el vientre que al principio me resultaba insoportable. ¿Cómo se puede vivir, amar, trabajar, criar o disfrutar cuando tienes un agujero? Estás rota, no estás entera. Al final acepté que no iba a rellenarse ese agujero. Nunca. Un día, de pronto, caí en la cuenta con mucha emoción de que un agujero no tiene por qué ser algo tétrico, estéril, triste y negro. Un agujero es el hueco de la guitarra, es una maravillosa caja de resonancia. ¿No podría ser mi hueco del vientre la caja de resonancia para el dolor de otros?»
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Louis Blythe | Unsplash