La gresca familiar suele empezar de forma muy parecida. Con uno o varios de estos elementos: horas de móvil al por mayor, habitación desordenada desde hace días, malas notas, oídos sordos a cualquier petición de los padres… A partir de ahí, cada familia resuelve de un modo distinto. En ocasiones, las menos, la situación acaba con un tortazo del adulto al menor. Y, también a veces, ese bofetón acaba siendo dirimido ante su señoría, denuncia mediante del agredido o del cónyuge o, con frecuencia,, del excónyuge. A partir de ahí, el resultado es difícil de predecir.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: polywen | Flickr