En un pasaje de Diario de un incesto (Malpaso Ediciones), su anónima autora reconoce —sin decirlo— su pertenencia al reino de los animales y no al de las personas. Para ello cita al antropólogo Claude Lévi-Strauss: “Escribió que la principal diferencia entre animales y seres humanos radica en la prohibición del incesto. ¿En qué me convierte esta afirmación?». Esa es la primera constatación: la admisión de un incesto que duró 18 años, a caballo entre la violación, el consentimiento e incluso el placer. La segunda es la decisión de contarlo con todo lujo de detalles al mundo en forma de libro.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País
[fa type=»camera”] Fuente de la imagen: Casa del Libro [fa type=»external-link»]