No soy una madre perfecta, en absoluto.
Jamás he sido capaz de hacer una trenza decente a mi hija, como mucho alguna coleta rápida con algún que otro huevo. A mí no me gusta peinar y a ella no le gusta que la peinen, así que muchas veces sale de casa con apenas un cepillado rápido. De hecho, en septiembre le han cortado el pelo para evitar historias.
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