Ser hijo único nada tiene que ver con ser egoísta, caprichoso o consentido. Estas etiquetas que han caído como una losa durante años a los que no tenían hermanos, no tienen ninguna base científica. No existe ningún patrón de comportamiento asociado a los menores que son descendientes únicos. Todo lo contrario, incluso a veces pueden desarrollar fortalezas o se les puede llegar a exigir más porque se vuelca en ellos el proyecto familiar.
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[fa type=»file-text»] Fuente: La Voz de Galicia
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Annie Spratt | Unsplash