Una peculiaridad que ha diferenciado a lo largo de los siglos la cultura mediterránea, de la que formamos parte, de otras es el uso que sus habitantes hacían de las plazas o los parques de las ciudades para divertirse, establecer nuevas amistades o simplemente disfrutar del entorno. Quién no ha oído decir a nuestros abuelos, “antes la vida la hacíamos en la calle”. Sin embargo, en los últimos años, el desarrollo de un nuevo modelo urbanístico en el que se fomentó la construcción de edificios de viviendas con grandes patios interiores o de viviendas unifamiliares alejó a las familias de estas zonas de esparcimiento. Los parques y zonas verdes dejaron de ser sitios donde poder encontrarse con el “otro”.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Nacho | Flickr