España envejece casi más rápido que nosotros aunque una parte de Cataluña la dé por muerta antes de tiempo. Nacen menos niños por todos lados, también allí, y ser madre/padre se ha convertido en una forma de heroísmo que no espera el reconocimiento nacional ni plurinacional. Los niños son la alegría de una casa, pero también una de las hipotecas de alto riesgo hacia la quimera de la felicidad.
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[fa type=»file-text»] Fuente: Diario Sur