“Las ciudades pueden ser muy hostiles para los bebés y los niños”, afirma Mavi Villatoro. Y ella lo sabe bien, que ha vivido en dos grandes urbes como Barcelona y París y ha viajado por muchas otras. Una hostilidad que según esta emprendedora empieza “por la calidad del aire, el tráfico o la falta de espacios adaptados” y que continúa por “la molestia que supone para ciertas personas atender a las necesidades de un ser pequeño que llora, o que corre y salta, porque es un niño y necesita jugar”
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País
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