«No tengo talentos especiales», decía Albert Einstein, «pero sí soy profundamente curioso». Si algo tenía claro el genio es que, en la vida, «lo importante es no dejar de hacerse preguntas». La curiosidad es algo innato desde que nacemos y nada mejor que la infancia para descubrirla y para fomentar las ganas y la ilusión por hacer cosas, evitando pasarse el día entero sentados delante de una pantalla. Pero ese afán por estar activos se ha de desarrollar principalmente dentro del propio hogar.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Gerry Thomasen | Flickr