Denunciar a un hijo es la última frontera. Para la vergüenza de sentirse fracasado como padre en primer lugar; para el drama de convivir con un agresor a la espera de un juicio, en segundo. Por eso, coinciden todos los involucrados en la violencia filioparental, hay tan pocos expedientes judiciales de este drama que «aumenta exponencialmente en Andalucía en los últimos años», según Gonzalo Cañestro, presidente del colegio de Trabajadores Sociales de Sevilla. Psicólogos, pedagogos, educadores, políticos y hasta las familias explican que de todos los casos de violencia de hijos a padres, se denuncia una minoría. Y de esa minoría, muchas denuncias se retiran antes de llegar a juicio.
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[fa type=»file-text»] Fuente: ABC
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Global Panorama | Flickr