La muerte, el pasado mes de noviembre, de una niña de 12 años de San Martín de la Vega (Madrid) tras sufrir un coma etílico mostró la cara más cruda del abuso de alcohol entre menores. Sin embargo, teniendo en cuenta que en nuestro país se emborrachan cada mes 480.000 adolescentes, el problema no se limita a pérdidas tan trágicas como aquella. La ciencia ha analizado los efectos devastadores que puede producir el «binge drinking» en el cerebro de los menores, como son los daños en las áreas que controlan el aprendizaje y la memoria.
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[fa type=»file-text»] Fuente: La Razón
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Or Hiltch | Flickr