David acaba de perder a su hijo pequeño en el Carrefour. Es el remate a una semana de infarto. Mientras recorre desquiciado los pasillos del supermercado preguntando a toda madre que se cruza en su camino, su otra cría comienza a llorar. Y él también está a punto de hacerlo. Se suponía que iba a ser una tranquila mañana de sábado, pero hacer la compra se ha convertido en una pesadilla.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo
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