Una mujer negra vestida de blanco y con el rostro pintado del mismo color marchaba por las calles de Pretoria hace unas semanas como estandarte de una lucha que cada vez preocupa más en Sudáfrica. No iba sola, lo hacía acompañada de cientos de manifestantes, que tanto a pie como en el interior de sus vehículos, alzaban los puños en alto denunciando el aumento de los niveles de violencia contra las mujeres y los niños en el país.
Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo