Son conductas de hostigamiento y maltrato en el centro escolar repetidas que se extienden a lo largo del tiempo. Y no paran de crecer. Se multiplican y se judicializan. La Fiscalía General del Estado ya ha alertado, en su memoria de 2016, de un crecimiento del 30 por ciento de casos y de un 63 por ciento de delitos de acoso a menores de 16 años a través de las nuevas tecnologías. Más aún, habla de las «reticencias» de los centros a abrir los protocolos previstos contra el maltrato. «Hay una negación reconocida del acoso en los centros. La Memoria del Defensor del Profesor señala que muchos profesores denuncian la actitud de Inspección, que incluso llega a frenar a los directores en la aplicación de la normativa de convivencia. Los inspectores han llegado al extremo de obligar al director a retractarse ante los padres de la decisión tomada», explica Araceli Oñate, directora del informe Cisneros X sobre acoso y violencia escolar.
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