Patricia no lo ha olvidado. Vivió un infierno desde que era muy pequeña pero, sin duda, el primer mal recuerdo lo tuvo a los seis años. «Fue cuando le dio una paliza brutal a mi madre. Ella decidió denunciar, pero el periplo judicial duró hasta 2013», recuerda la joven que hoy prepara sus exámenes universitarios. Tiene 19 años y una madurez impuesta, a la que le han llevado las circunstancias y que le han dado la valentía de crear la primera asociación de menores víctimas de violencia de género. Se llama «Avanza sin miedo».
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[fa type=»file-text»] Fuente: La Razón