Para los que somos adultos, Internet ha supuesto un antes y un después en nuestras vidas. Soy de las que era informada de las novedades del instituto mediante una llamada al interfono, la que si necesitaba averiguar más sobre un tema concreto en la universidad me pasaba horas y horas en la biblioteca, y si anhelaba hablar con mi prima que vivía a 600 km de distancia, pedía 100 pesetas a mi madre y bajaba a una cabina para charlar a toda prisa antes de que el dinero se agotara. Pero, para nuestros hijos, esto no es así. Ellos han nacido en la era de Internet, la era tecnológica. Internet forma parte de su pasado, de su presente, y, por supuesto, también formará parte de su futuro. Es bueno recordar en el Día Internacional de Internet la importancia de usarlo, pero usarlo bien.
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