En muchas familias hay un problema que es fácil de percibir, pero difícil identificar. Hay familias que están dirigidas por los hijos, a pesar de que estos no tienen el conocimiento, la experiencia ni la responsabilidad para solucionar problemas si algo sale mal. Aún así, y con todo su cariño y amor, la familia sigue las órdenes de los hijos con sonrisas en sus caras pero con miedo bajo la piel. Esta es una situación relativamente común hoy en día por una variedad de razones.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País