Cuando hace 17 años Carmen fue a buscar a Aliona a Donetsk, Ucrania, sabía que la niña, de dos años y ocho meses, tenía un déficit psicomotriz. Pero lo achacó a las deficientes condiciones del masificado orfanato en el que había vivido desde que nació. La recogí y le supuraba un oído por la otitis. No le daban antibióticos. Después, en Barcelona, me dijeron que tenía los dos tímpanos perforados». Pero a los 12 años comenzaron otro tipo de problemas. Conductas agresivas. Falta de entendimiento de la autoridad. Dificultades para gestionar las emociones y las relaciones con otros niños.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo