Chicos adolescentes tienen emociones fuertes, pero los padres muy a menudo interpretan erróneamente que su silencio significa que prefieren estar distantes y desinteresados, afirma Kenneth Ginsburg, autor del libro “Raising Kids to Thrive” y codirector del Centro para Comunicación entre padres y adolescentes en el hospital infantil de Philadelphia. «Esa es la mitología con la que tenemos que luchar», explica. «Los chicos tienen vidas interiores muy ricas, y se preocupan especialmente por la lealtad, la amistad y proteger a las personas a las que aman.»
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[fa type=»file-text»] Fuente: Washington Post