M. H., descendiente por línea materna de ecuatorianos, es una alumna modelo. En Primaria fue una estudiante con una media de notables y sobresalientes, y llegó a terminar la ESO con una mención honorífica. Ella forma parte de ese porcentaje de alumnas que, según el análisis de los logros educativos de hijos de inmigrantes realizada por Obra Social «la Caixa», confirma que se reduce la brecha entre este colectivo y los estudiantes españoles.
Esta joven, que hoy cursa primero de Matemáticas y Estadística en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y que quiere trabajar como investigadora espacial, estudió en el madrileño colegio de San Diego y San Vicente. Por los pasillos de este centro educativo vicenciano se observan alumnos de todas las nacionalidades. En algunas clases, la tasa de estudiantes hijos de inmigrantes supera incluso el 50%. Son niños, tal y como explica Concepción Valés, coordinadora de Secundaria de la institución, «que tienen dificultades extraordinarias, que han llegado a mitad de curso procedentes de otro país, que en ocasiones han estado alejados de su madre durante muchos años, que les acaban de separar de sus abuelos que son quienes les han criado, que aún hablando muchos el mismo idioma se tienen que adaptar a otro país… y que, pese a todo, consiguen aprobar los cursos con la misma tasa de éxito que el resto».
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