Muchas personas de la generación del desarrollismo español, la de los últimos cincuenta y los sesenta, crecieron pensando que la celebración del Día del Padre era un invento de unos grandes almacenes con el fin de aumentar sus ventas. Que, por otra parte, coincidiera con la fiesta de San José, el 19 de marzo, y no en junio como en otros países, parecía muy coherente en esa España franquista en la que la Iglesia, en connivencia con el poder político, aprovechaba cualquier ocasión para arrimar el ascua a su sardina aunque fuera con una versión manipulada de la historia.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País