Cada vez más estudios en el mundo demuestran hasta qué punto todo lo que pasa en la infancia, sobre todo durante los primeros años, marca a la persona para bien o para mal. Los problemas que no se solucionen en esa fase, las oportunidades de desarrollo que se dejen pasar, afectarán directamente a las posibilidades futuras de esos niños y niñas y sus familias. Pero, además, suponen un gran coste futuro para las arcas públicas y las sociedades en la forma de programas compensatorios y gestión de la convivencia en la escuela, gasto en desempleo, delincuencia, problemas de salud en la edad adulta, y un largo etcétera. Se sabe, por tanto, que la inversión en este grupo de edad es la más rentable con diferencia. Mientras en países muchos más pobres que el nuestro ya se está tomando conciencia de esto, y se están adoptando las medidas necesarias, en España continuamos mirando hacia otro lado.
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