se descuelga el teléfono. Y se escucha el silencio. Pasan muchos segundos hasta que un lamento infantil trasciende. Las llamadas son muy diferentes a las de otros servicios como el teléfono 016 para la violencia de género. Los adultos tienen ansia por contarlo. Los niños necesitan sus tiempos. No se arrancan en decir que padecen una situación de acoso escolar. Así que lo primero que se escucha al otro lado del hilo telefónico es solo silencio. Y el psicólogo que siempre está al aparato simplemente escucha.
Ese joven ha marcado desde algún rincón del país el 900 20 20 10, el teléfono de la Fundación ANAR (de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo), que ayer abrió sus puertas a ABC.
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[fa type=»file-text»] Fuente: ABC
[fa type=»camera”] Fuente de la imagen: Fundación Anar [fa type=»external-link»]