La lectura es un salto al universo emocional: un viaje cuyo riesgo es quedarse prendado, incendiado, asombrado con sus constelaciones. Quien no lee puede que se haya perdido tantos mundos que solo recuerde un sombrío satélite al que llamará vida.
Es una sala de simulación casi infinita, un tobogán a nuevas situaciones, sensaciones y experiencias; un lugar de aprendizaje en el que comprender las emociones, ponerse en la piel de otros, ser miles de seres. Un ejercicio mágico de empatía. Los avances en neurociencia apuntan que se trata de un buen hábito para mantener en forma las capacidades mentales y por ende nuestro cerebro. Es además un gozo.
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[fa type=»file-text»] Fuente: 20 Minutos
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Seattle Parks