Cualquiera que se haya interesado sobre educación y psicología infantil habrá oído decir que etiquetar a los niños no es una buena idea. Cuando etiquetas a alguien, ya no puede dejar de ser lo que se le haya dicho que es: eres tonta, eres un burro, eres una princesa, eres un campeón. Es la gracia de nuestro verbo ser, no es lo mismo ser feo que estar feo. Si eres feo, ya no tienes remedio.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País