El momento de llevar a un hijo a una escuela infantil siempre es difícil para los padres acostumbrados a tener a su bebé dentro del ámbito familiar. Hay un antes y un después, puesto que el pequeño solo ha estado con padres o abuelos y ahora pasa a ser cuidado por personas, que aunque son profesionales, le resultan desconocidas.
El llanto en el momento de la separación es habitual y no debe ser una señal de alarma para los padres porque los pequeños necesitan adaptarse al cambio de pasar a unos brazos ajenos. El tiempo de adaptación es distinto según las características del niño y su edad —no es lo mismo que empiece en la escuela con 4 meses que con dos años—, pero suele durar una media de dos semanas.
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[fa type=»file-text»] Fuente: ABC