Antonio tiene 64 años y pasa a diario «como mínimo cuatro o cinco horas» con su nieta Celia, de cinco. Cuando sale del colegio de Santa Catalina, en el centro de Salamanca, allí está para recogerla. «Por las tardes me quedo con ella, leemos, escribimos y si hay que jugar, se juega», comenta el abuelo a EL ESPAÑOL, contento de poder pasar tanto tiempo con la pequeña. «Muchas veces se entretiene sola, pero siempre hay que estar pendiente», afirma.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Español