Juan A. S. A. fingió ser Johnny para desenmascarar el adulterio de su pareja. Le constaba que había incurrido en toda suerte de infidelidades, incluido un affaire con su propio hermano, pero también le desesperaba perderla, de forma que intentó recuperarla con el chantaje de unos vídeos eróticos. El material pornográfico se lo facilitó su propia compañera a través de WhatsApp y otros canales privados. No pensando que se lo estaba entregando a Juan, sino a Johnny. Porque no llegó a conocerlo personalmente. El «adulterio» consistió en una relación no virtual, más bien audiovisual, en la medida en que Nuria S. U., la expareja, se recreaba con el móvil en un catálogo de escenas pornográficas.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País