Las tecnologías han alargado sin límite la jornada laboral real. Con el fin de poner coto a esta situación a partir de ahora en Francia existe el derecho a desconectarse fuera del horario laboral. De este modo, responder al móvil del trabajo a la hora de la cena o contestar a un correo desde la playa son desde 2017 actos regulados en el país galo. Esta medida conlleva un derecho para los asalariados y la obligación de las grandes empresas de garantizar el respeto al tiempo de descanso. Lo paradójico es que este derecho está contenido en la polémica reforma que estuvo a punto de tumbar al Gobierno del ex primer ministro Manuel Valls al ser aprobada por decreto el pasado julio tras fuertes protestas en las calles por introducir más flexibilidad laboral. París quiere combatir el modelo del individuo «siempre conectado» que se exige a muchos trabajadores, a los que, al dotarles un smartphone corporativo, se les presupone una casi disponibilidad total, incluso en su tiempo de vacaciones.
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