No se trata de un poema de un Quevedo visionario, sino de la realidad del siglo XXI: adolescentes pegados a móviles como si se tratara de apéndices de su cuerpo. Y es que llegan las vacaciones y, ahora que tienen más tiempo libre, nada parece poder despegarles de sus queridos aparatos. Y cuando no es el teléfono, es la tablet, o el ordenador, o el último videojuego de la Play Station… ¿Qué podemos hacer para que los aparten durante un rato y estas fiestas se puedan celebrar en familia?
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Nick Olejniczak