La infancia es una de las etapas que más sensibilidad suscita al hablar de discapacidad. Cuando nace un bebé discapacitado se abre ante él un mundo de posibilidades diferentes a las esperadas por unos padres que ansiaban la llegada de su hijo idealizado. «El bebé deseado muere en el mismo instante en el que dan la noticia de que tiene una discapacidad –asegura Nuria Pombo, presidenta de la Fundación Síndrome de West– y da paso a un nuevo niño con unas características distintas que hay que asumir. Los padres deben pasar por varias etapas de duelo porque no es fácil. Surgen sentimientos de angustia, tristeza, de negación al pensar que no es posible, de culpa… hasta que finalmente llega la aceptación».
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[fa type=»file-text»] Fuente: ABC