No se puede obligar a veinticinco alumnos a leer el mismo título porque cada uno de ellos tiene gustos particulares, personales y distintos.
Nos bombardean a diario con la «atención a la diversidad», pero cuando llega la hora de enganchar a nuestros escolares al hábito lector nos la pasamos por el forro. ¿Se imagina usted que una señora, a la salida del cine, lo esperara con un cuestionario sobre los pormenores de la historia?
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[fa type=»file-text»] Fuente: Huffington Post
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Erik Schepers