Los abusos sexuales colectivos se repiten de norte a sur del país, mientras sus víctimas guardan silencio

El relato de Claudia (nombre ficticio), una vendedora de ropa de 34 años y madre de tres hijas, ocupó las páginas de algunos periódicos locales de Río de Janeiro a finales de octubre. Era la última víctima conocida de una violación colectiva en Brasil, un crimen que se comete de norte a sur del país, pero que las mujeres mantienen en silencio. Muchas piensan que se lo merecen, algunas sienten vergüenza y otras temen ser asesinadas.

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[fa type=»file-text»]  Fuente: El País

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