La frase “te voy a dar donde más te duele” no es solo una amenaza hacia una mujer maltratada, es la impotencia extrema cuando a ese daño se le pone el rostro de los hijos, invisibilizados en el proceso judicial hasta septiembre de 2015, cuando entró en vigor la Ley de Protección de la Infancia y la Adolescencia. Antes, la normativa no avalaba a los menores como víctimas de violencia de género, un clamor que los juristas asumen paulatinamente. Las medidas de suspensión de la guarda y custodia han aumentado un 236% en el último año y la suspensión del régimen de visitas un 65%, según datos del Consejo General del Poder Judicial.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País