El próximo enero, Víctor –nombre ficticio– comenzará a estudiar la carrera de Física en una universidad estadounidense. Se muere de ganas de empezar las clases. Podría decirse que es un final feliz, pero lo más correcto es decir que se trata de un comienzo. Víctor partirá de cero, después de cinco años erráticos. Este joven de 17 años es superdotado, una cualidad que puede ser una bendición, o en su caso, y por motivos ajenos a él, una fuente de problemas. Vecino de una localidad del norte de España, durante dos años estuvo sufriendo acoso escolar. Y aún hoy lucha por superar las consecuencias.
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[fa type=»file-text»] Fuente: La Razón