Hace un mes, un viernes por la tarde antes de su cumpleaños, J. quedó para pegarse con otro adolescente de un colegio privado. También se llama J. y es tan enclenque como él. Habían discutido y decidieron arreglar su problema a golpes. Lo novedoso: a su alrededor se congregaron un centenar de adolescentes, chicos y chicas. Jalearon, disfrutaron, grabaron la pelea. Gritos, entre risas:
-¡Dale, dale!
-¡Mátalo!
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo