«Aquella primera vez fuimos a un campo de refugiados cerca de la frontera. Llevamos alimentos, pero cuando comenzamos a repartir juguetes, se creó un gran alboroto. Los niños llegaban de todas partes y me di cuenta de que no pensaban en comida, sino que solo querían un juguete», explicó. Desde entonces, cada vez que viaja a Siria lo suele hacer con unos 80 kilos de juguetes donados.
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[fa type=»video-camera»] Reportaje NBC
[fa type=»file-text»] Fuente: Europapress.es