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Libro para la semana

Variaciones Daelemans por Pablo Carbajosa

 

VARIACIONES DAELEMANS

Bert Daelemans

A orillas del Yukón Encuentros en Alaska                    

Fragmenta Editorial, Barcelona, 2020

188 pp.

Jesuita insólito, aunque no inesperado, hasta para los jesuitas mismos, por su formación y su aventura vital en cuatro continentes, Bert Daelemans es hombre de esta casa, Comillas, en la que se ocupa de Teología de los Sacramentos, del Espacio Litúrgico y las Artes. Pero más allá de los méritos profesionales (pianista, ingeniero civil, filósofo, arquitecto) y académicos (en universidades de París, Madrid, Berkeley y Lovaina), que justamente proclaman las solapas de su libro, A orillas del Yukón, leer a Bert Daelemans y sus Encuentros en Alaska importa e impresiona por su personalidad extraordinariamente cultivada y su modo de interpretar espiritualmente la naturaleza y la experiencia.

La experiencia y la naturaleza son las de cuatro meses en una de las comunidades aborígenes del estado norteamericano, los yup´ik (así, con apóstrofe), uno de los pueblos esquimales (un apelativo todavía en uso en Alaska, aunque en Canadá se antoje despectivo y se prefiera “inuit”). Cuatro meses que podrían parecer cuatro años, tal es la intensidad de la estancia, en los que el ánimo del autor se va templando lentamente, como el clima que pasa a duras penas del invierno a la precaria primavera.

Dado que los jesuitas llevan por esas latitudes septentrionales desde 1611, cuando arribaron los primeros a tierras canadienses, sonaría tan trillado e impropio llamar a Daelemans simplemente “misionero” como decir “exóticos” a los yup´ik.

Además, Daelemans ya había hecho otras veces suya la experiencia de otros pueblos: belga flamenco criado en el Camerún, convivió con los dalit en la India y los quechua en Perú. Su querencia por las Américas salta con elocuencia en su frase: “Por favor, dadme trabajo en Chiapas, Cuzco o Cochabamba”, sólo que ese norte extremo en el que acabará no despierta precisamente su entusiasmo en un principio: “Me llaman a Alaska y no pienso ir”.

 

Por eso, este dietario, si acaso, que no diario, recoge su transformación frente a las gentes y el paisaje (al que cuadra siempre como primer adjetivo “desolado”, pero que se ha de aprender también a leer) entre un 2 de enero y un 2 de mayo, hasta que el autor exclama: “Estar entre los yup´ik es lo que más deseo y necesito ahora en este momento de mi vida”.

El libro está deliberadamente construido como “treinta variaciones sobre un tema”, al modo de sus amadas Variaciones Goldberg (treinta, por descontado), ese “río de notas interminables”, que discurre paralelo al del título, el Yukón, que atraviesa Alaska de parte a parte, aunque, como reconoce el autor, “Yo sólo vi su lado helado”.

¿Bach entre esquimales? Digamos que aquí hay no sólo inculturación, sino, como hoy se dice, interculturalidad. Chocará, por ejemplo, en estos tiempos cada vez más animalistas, la facilidad con la que el autor acepta cazar y pescar, algo que no puede parecer más justificado para el pueblo que le acoge. “Debo probar la aorta [de alce] nada más cortarlo. Con recelo mastico este pedazo todavía caliente y me siento más salvaje que nunca” escribe, en unas líneas a prueba de rousseaunianos.

Pero hay muchas otras cosas: la experiencia de perderse en la tundra, la pesca en el hielo (la pica en Flandes del flamenco Daelemans es llegar a usar bien el anzuelo), la convivencia ecuménica con ortodoxos y episcopalianos, los bailes y ceremonias de los yup´ik, el fundirse y confundirse en el silencio, otra medida de la vastedad de los espacios, pero también el silencio de la incomodidad afectiva o el que cierra y abre la música: el silencio después de Bach.

Y no debe dejar de advertirse con admiración, no vaya a pasarse por alto a fuer de evidente, que esté texto está directamente escrito en el idioma de los poetas que tan generosamente cita (Juan de la Cruz, Salinas, Claudio Rodríguez, Valente, Benedetti, Gamoneda). Y a los que, por momento, en la potencia lírica de su texto, emula.

A orillas del Yukón está, asimismo, entrecruzado por algunas muertes y ceremonias funerarias que dan al relato un tono grave, pero no triste, porque la gravedad y la gracia son los linderos entre los que se desliza su experiencia.

De ahí la inocencia con la que escribe, concluyendo el libro: “Cuando Moses murió, llegué yo también al final de mi estancia entre los yup´ik. Pasé toda una noche con su féretro abierto en la iglesia. Me quedé un poco a su lado, rezando en silencio. Pero rápidamente me aburrí y decidí tocar el piano”.

La música que interpreta entonces, como no podía ser menos, son las sublimes Goldberg, la pieza con la que han de leerse estas Variaciones Daelemans, y con la que se ha escrito esta reseña.

Te invitamos a que nos acompañes en la presentación de A orillas del Yukón. Encuentros en Alaska. 

Intervienen:

  • Bert Daelemans, autor
  • Ignasi Moreta, editor Fragmenta Editorial
  • Javier Melloni, escritor y antropólogo
  • Adelaida Gil Martínez, Instituto Cervantes (Moscú)
  • Ángel Maestre, actor

Modera: Teresa Salinas, Comillas Cultural

Fecha: 22 de julio, 12:00h

Lugar: La presentación será online. Es necesario inscribirse a través de este link. Durante la misma semana de la celebración del evento te enviaremos, vía correo electrónico, el enlace para acceder a la sesión.

 

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