La clase de interpretación al revés
Este año hemos puesto la clase de Interpretación I patas arriba. Lo hemos vuelto todo del revés. No nos hemos vuelto locas, pero hemos querido integrar en nuestra asignatura un modelo pedagógico innovador.
La metodología del aula invertida o flipped classroom viene de los Estados Unidos y es relativamente reciente. Sus pioneros son Jon Bergmann y Aaron Sams. Esta infografía explica muy bien el método y sus muchas ventajas. Su premisa básica es sacar del aula la teoría, que el alumno prepara antes de la clase con materiales interactivos como apuntes o vídeos elaborados por el docente gracias a herramientas de la web 2.0. Así, la asimilación de conceptos se produce de manera autónoma, y en el aula el profesor se transforma en un facilitador del aprendizaje, haciendo uso nuevamente de las nuevas tecnologías para resolver dudas, generar debate e introducir muchos ejercicios prácticos, en nuestro caso, de interpretación consecutiva sin notas.
El modelo flipped classroom también potencia que los alumnos se impliquen más, adaptando los procesos de enseñanza-aprendizaje a los nuevos tiempos. Lo primero es prioritario en Universidad Pontificia Comillas, que apuesta siempre por la formación de sus profesores. Además, como profesoras jóvenes, somos conscientes de que hay que colarse en las aplicaciones que los alumnos ya utilizan para seducirlos y no dejarlos escapar. En nuestra clase está muy presente YouTube a través de nuestra colección de vídeos en Pearltrees.
Tenemos también un hashtag en Twitter (#1nt1) que nos permite lanzar preguntas, crear debates y compartir contenidos relacionados con la interpretación. Y como «si no puedes con el enemigo, únete a él», los teléfonos móviles salen a pasear para hacer concursos con la herramienta de quizzes Kahoot, sin duda la que más éxito tiene entre los alumnos.
Nuestras videolecciones y apuntes interactivos proporcionan el marco teórico sin restar horas presenciales al aprendizaje práctico de las destrezas interpretativas. Gracias a que hemos sacado las lecciones magistrales del aula, rascamos minutos para explayarnos en el tan necesario feedback colaborativo que sigue a cada ejercicio de interpretación. Además, se genera un entorno de aprendizaje totalmente distinto, al romper la monotonía de clase y se dispara la participación. Y lo más importante: se potencia el aprendizaje autónomo y vicario, fundamental para los futuros intérpretes.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. La pedagogía flipped classroom requiere un cambio de paradigma tanto en el profesor como en el alumno y mucho trabajo. Pero cuando todo va bien es una gran satisfacción, y si no, comienzan a girar los engranajes para conseguir el efecto buscado la próxima vez. Y es que en cuanto el profesor empieza a flipear se da cuenta de que es una forma tan natural de aprender, que no se plantea volver a las prácticas convencionales.
Así que, efectivamente, tenemos la clase de Interpretación patas arriba, y bien contentas que estamos. ¿Y tú? ¿Habías oído hablar de esta nueva pedagogía? ¿Qué dificultades encuentras a la hora de aplicar el método de aula invertida o flipped classroom?